La vida está llena de sorpresas, y más cuando Miaka descubre que no sólo el emperador, Hotohori, es buena persona, sino que ella resulta ser la sacerdotisa de Suzaku, una figura legendaria venida de otro mundo para salvar Konan. Y Miaka debe aceptarlo, porque su única oportunidad de volver a casa es usando el poder de Suzaku, el dios con forma de fénix. Pero para hacerlo, debe reunir a las siete constelaciones: de momento tiene tres, Hotohori, Tamahome y una dama de la corte, Nuriko (que resulta ser un hombre)