Cuando la pandemia golpeó por primera vez, Virna Molina estaba trabajando en un documental sobre la lucha por la igualdad de derechos para las trabajadoras en el metro de Buenos Aires. El proyecto se paralizó, pero luego Molina decidió seguir adelante con su película, sin embargo, resultó muy diferente al plan original. En el aislamiento de su habitación, de la que rara vez puede salir durante el encierro, Molina usa su computadora para buscar imágenes del futuro y del pasado. Ella examina cómo su generación ha sido influenciada por crecer en una dictadura, haciendo conexiones entre la privatización de empresas y la defensa del individualismo posterior a la dictadura.