En 1939, José Garcés, vencido y prisionero en el campo de concentración de Argéles (Francia), consigue mantenerse con vida aferrándose a sus recuerdos. Sobre todo al recuerdo de su primer amor, Valentina, la hija del notario, una niña rubia y angelical que se convirtió en su imposible ideal y a la que nunca debía olvidar. Ambos tuvieron una historia de amor en un pueblo del norte de España hacia 1911. José Garcés a los 12 años era un niño lleno de vitalidad que duda entre ser héroe, santo o poeta, y que inventa lo que sea necesario para estar con Valentina, pese a las amenazas familiares y a la sombra inquietante de los padres de la novia. Mosén Joaquín, profesor del niño, es el único en comprender la fuerza de su pasión.