Tras ser injustamente acusado de un asesinato que no ha cometido, Salem es recluido durante varios años en un sanatorio mental. Los responsables de la acusación fueron sus propias hermanas y su cuñado Antón, que fue quien en realidad cometió el crimen. Un día, Salem consigue fugarse del sanatorio y llegar hasta la granja donde vive su familia. Su intención es llevar a cabo una cruel venganza contra los que han arruinado su vida.