Hélène Régnier (Stéphane Audran) abandona a su toxicómano esposo Charles (Jean-Claude Drouot), después de que éste diera una brutal paliza al hijo de ambos, enviándolo al hospital. Hélène decide quedarse en un hotelucho mientras acelera los trámites de divorcio. Pero tiene todas las de perder ante la influyente familia de Charles quien, pese a todo, podría quedarse con la custodia de su hijo tras una serie de maniobras.