Juan Ruiz (Manolo Otero) continúa su lucha por el buen amor. Protegido de Zubeida, la dueña de la casa de baños, compone sus versos y los recita al pueblo. Por alguno de ellos tiene diferencias con la autoridad religiosa y es encarcelado. Un enviado del Arzobispo de Toledo lo libera intentando convencerle para que entre al servicio de la Iglesia.