Maddalena va a Nueva York a reunirse con su prometido Michele, que emigró cuatro años antes. Como Michele estaba casado y en Italia no existía el divorcio, no podían casarse. En el aeropuerto, a Maddalena la retiene la policía aduanera por llevar una mortadela en el equipaje. Su estancia en la terminal le servirá para conocer la verdadera América y al verdadero Michele.