Ernest, empleado de mantenimiento y "chapuzas oficial" de un campamento juvenil, sueña con ser monitor. El gobernador envía al campamento a un grupo de muchachos del correccional para seguir un programa de reinserción social. Los instructores no son capaces de ocuparse de estos chicos y Ernest encuentra la ocasión de ver cumplidos sus sueños. La situación se complica cuando el propietario de una compañía minera quiere apoderarse del terreno sobre el que se asienta el campamento.