Soledad ha regresado de la ciudad soltera y con un hijo. Su padre la ha echado de casa, y los habitantes del pueblo intentan convencer al alcalde para que la expulse del lugar, ya que consideran que no es un buen ejemplo moral. Sin embargo, Pedro, el alcalde, cree que la iniciativa tiene que partir del cura. Así que, el padre Juan, después de su fantástico viaje a Roma, tendrá que enfrentarse a la cruda realidad y resolver el problema.